Formación del profesorado

Ciudadanía global, volumen I

Fundación SM

Ciudadanía global (o mundial o universal) no es un concepto nuevo. Hunde sus raíces en el cosmopolitismo clásico, que se ha ido desplegando hasta nuestros días con miradas muy diversas (Kant, Arendt, Nussbaum, Beck…) y no siempre concordantes. ¿Qué es ser ciudadano del mundo? ¿Cuál es su identidad, global o local?

La controversia derivada de la identidad se complica cuando se le añade un interés economicista: “En el ámbito económico surge un tipo de cosmopolitismo basado en la apertura de los mercados y la abolición del proteccionismo, con la finalidad de reglamentar las relaciones comerciales entre los Estados. Una vez más, la base estoica del cosmopolitismo se desvirtúa a favor de los intereses del mercado”1. Esta lógica del mercado lleva a una globalización tecnocrática y economicista que aprovecha las facilidades de la tecnología, el transporte y la libre circulación de personas y bienes para producir más barato en regiones de bajos salarios y escasas regulaciones, buscando el mero beneficio económico y generando inequidad, impacto medioambiental y debilidad en las estructuras estatales, cada vez más vulnerables. La crisis mundial provocada por la pandemia del COVID-19 ha hecho saltar las costuras de esta lógica perversa, y ha reactivado la urgencia de reenfocar el modelo hacia las personas y al bien común: globalizar la solidaridad, y no solo la rentabilidad económica.